El post más íntimo y doloroso

A veces banalizamos lo que significa realmente “estar bien”. Estamos tan preocupados por hacer cosas, alcanzar ciertos objetivos, quedar con tantas personas a la semana y sentir que llevamos una vida más o menos activa, que olvidamos algo muy importante: la salud, que es fundamental para poder hacerlo todo. Y cuando falta, es en lo único que pensamos.

Hoy escribo este post porque no puedo dejar de llorar; está siendo una época muy dura. Llevo dos años llenos de muchos cambios y despedidas, se añade que estoy atravesando una lesión muy dolorosa que me ha dejado secuelas y además, hoy se ha ido una gran amiga.

Tengo la sensación de que a veces el cuerpo habla y ha querido enviarme una señal estos meses y es la siguiente: creo que la vida consiste en simplificar las cosas, querer de verdad a tus amigos, pareja o familia, en la simplicidad de tomar una cerveza en una terraza, en ir al cine un domingo, en disfrutar de esa clase de pilates que te hace desconectar, en cenar con amigas y acabar con dolor de barriga de tanto reír, en recibir ese beso en la frente de tu pareja cuando todo parece gris y terminar el día dando un paseo de la mano.

Hoy quiero dedicarle este post a ella, a mi amiga: gracias por enseñarme tanto y de la manera tan pura en la que lo has hecho. Nos conocimos de la forma más curiosa hace tres años, y qué suerte he tenido, de verdad, de tenerte en mi vida durante todo este tiempo. Me has demostrado que ser valiente significa cuidar de tu hija, amar a tu familia y cuidarlos también a ellos, plantarle cara a tu enfermedad y levantarte cada día para seguir sumando. Qué afortunada he sido de recibir tus consejos estos 3 años en los que siempre me hacías ver el lado positivo y me sacabas una sonrisa. Voy a echar tanto de menos tus “Buenos días amor”. Es fuerte pensar que no voy a escuchar tu voz más. Cada día pensaba: “Qué suerte tener a alguien así a mi lado, alguien que siempre sonríe, alguien que, aunque esté rota, nunca tendrá una mala palabra para mi o para nadie.”

Ella es el motivo por el que hoy escribo este post: porque tú, amiga, me has enseñado a ser más fuerte, a valorar más la vida, a ver siempre la luz aunque todo parezca oscuro.

Sé que estarás conmigo siempre; sonriente e ideal como siempre ibas. Qué suerte he tenido de compartir estos tres años tan bonitos de amistad contigo. Gracias por ayudarme a entender el verdadero motivo por el que vivimos: para simplemente vivir.


“T’estimo molt amor, sempre et tindré present”


Con cariño siempre,



Cristina Subirana

Siguiente
Siguiente

El matcha latte: la bebida de moda